Andrés Cabanas, 29 de junio de 2015
La permanencia en el gobierno de un presidente sospechoso de actos ilícitos, la impunidad de funcionarios corruptos (ex Vicepresidenta, ex ministros de gobernación, ambiente, energía y minas...) el retraso en la publicación del informe de financiamiento de partidos políticos elaborado por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, el estancamiento en la aprobación de reformas políticas básicas, la negativa a aplazar la fecha de las elecciones y desarrollar votaciones con nueva ley... convierten a Guatemala en un polvorín. Por ahora, de indignación, fiesta, movilización y propuesta pacífica y democrática. En un corto plazo, si no se responde a las demandas de la población, se generará todo aquello que los defensores del orden afirman proteger: inestabilidad, tensiones...
La permanencia en el gobierno de un presidente sospechoso de actos ilícitos, la impunidad de funcionarios corruptos (ex Vicepresidenta, ex ministros de gobernación, ambiente, energía y minas...) el retraso en la publicación del informe de financiamiento de partidos políticos elaborado por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, el estancamiento en la aprobación de reformas políticas básicas, la negativa a aplazar la fecha de las elecciones y desarrollar votaciones con nueva ley... convierten a Guatemala en un polvorín. Por ahora, de indignación, fiesta, movilización y propuesta pacífica y democrática. En un corto plazo, si no se responde a las demandas de la población, se generará todo aquello que los defensores del orden afirman proteger: inestabilidad, tensiones...
Las demandas ciudadanas, sociales, de organizaciones y
comunidades (construidas desde la legalidad y para recuperar un estado
de derecho debilitado y disminuido por la acción de poderes corruptos,
criminales y excluyentes) no encuentran respuestas institucionales.
El poder establecido se cierra sobre si mismo. Temeroso, se protege y elabora una
hoja de ruta para contener y encauzar la crisis, que configura una transición a la que podemos denominar impune o controlada: mueve para que nada cambie, y rearticula pactos a la medida de actores de poder.
Según esta hoja de ruta, Pérez Molina culmina su mandato
el 14 de enero de 2016 y se celebran elecciones en la fecha inicialmente
prevista por el Tribunal Supremo Electoral, el 6 de septiembre de 2015. Se promueven reformas políticas mínimas, desde los poderes constituidos (se habla cada vez menos de reforma constitucional profunda). Se realizan capturas y juicios de alto impacto pero limitados (chivos expiatorios). Se agudiza el control social y la represión, para mantener bajo control el descontento social y las movilizaciones.
Actores de poder: pacto con fisuras
Hasta aquí la teoría. En la práctica, este diseño es
tan impecable teóricamente como inviable políticamente. Por los siguientes
factores, entre otros.
1. Permanencia en el poder de Pérez Molina, frente a la razón jurídica
1. Permanencia en el poder de Pérez Molina, frente a la razón jurídica
Si la razón política articula a
casi todos los actores de poder alrededor de la “no renuncia” y el cumplimiento
del período presidencial, la razón jurídica avisa que el
Presidente será vinculado con hechos criminales (ética y políticamente ya lo
está). Los procesos judiciales abiertos (el penúltimo acaricia la espalda de
su asesor López Bonilla) y los que están por venir (Ministerio de Desarrollo
Social, ex Ministro de Energía y Minas, Dirección de Aeronáutica Civil, ex
Ministro y ex candidato presidencial Patriota, ex Ministra de Medio Ambiente,
la propia ex Vicepresidenta, diputados y candidatos políticos, entre otros)
hacen inviable una defensa prolongada de su figura.
La supeditación de la justicia a la conveniencia de elites (que involucra a el sistema de justicia, el Ministerio Público, la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, las embajadas, el Cacif, los diputados...) agudiza la indignación.
2. Castillo de naipes: pactos de elites frágiles y temporales
2. Castillo de naipes: pactos de elites frágiles y temporales
Factores como disputas de negocios, diferencias tácticas sobre el qué hacer (incluso alrededor del aplazamiento de elecciones) rearticulaciones, distanciamientos y necesidad de sobrevivencia, debilitan la pretensión de una transición controlada desde el
poder hegemónico. Basta con que un arrepentido, un colaborador eficaz, un funcionario
o ex funcionario súbitamente atacado por la ética (altamente
improbable) empiecen a hablar con la verdad y confirmen ante un Tribunal lo que
todos sabemos: que Otto Pérez Molina actuó como operador para el control de
instituciones del Estado y operadores de justicia que favorecían todo tipo de
negocios, con la complicidad o el silencio de empresarios y comunidad
internacional, socios en algunos de esos negocios. Basta que dos o tres actores
de poder opten por una salida distinta a la oficial y procedimental para
que se derrumbe la institucionalidad actual.
Las contradicciones entre actores o sus evidentes bandazos (Corte de Constitucionalidad, Tribunal Supremo
Electoral, Rivera Clavería versus López Bonilla) convierten los pactos entre elites en temporales (incluidos los pactos alrededor del Pérez Molina y el evento electoral). En cualquier
momento, el contexto obligará a nuevas rearticulaciones, que
resquebrajarán las correlaciones preexistentes.
3. La ruta de las paradojas: situación de pierde-pierde
3. La ruta de las paradojas: situación de pierde-pierde
La caída de Pérez Molina debilitaría a actores de poder, pero también su permanencia, que está generando frustración social y deslegitimación. Lo mismo sucede con el mantenimiento del proceso electoral, que preserva el estatus quo pero alimenta una olla de presión, en la medida que se conocen nuevos casos de corrupción que involucran a diputados. ¿Qué hacer en este momento de pierde-pierde para actores de poder, o de "victorias" -por ejemplo la permanencia de Pérez Molina- con altísimo costo social?
Crisis sin control ni agenda predeterminada: el factor pueblo
Las contradicciones entre actores y agendas de poder, y las movilizaciones ciudadanas, indican que la crisis está lejos de ser orientada y no tiene un solo camino de solución. Es altamente probable la profundización de la misma.
Estamos en un momento de reflujo de la indignación,
de desaparición progresiva del movimiento en las plazas, de autodisolución por
la fragmentación de agendas, de repliegue al no poder cumplir con el objetivo
de destituir a Pérez Molina.
La fragmentación, la dispersión de demandas, la
desarticulación son hechos ciertos pero parciales. Me permito contradecir los
argumentos principales que hoy apuntan a deslegitimar y limitar las
movilizaciones sociales:
Argumento oficial: las movilizaciones
sociales decrecen porque la presencia de personas en la plaza central es
significativamente menor, después del 16 de mayo.
Contraargumento: el movimiento de
indignación se fortalece ideológica y cualitativamente, manteniendo la
capacidad de incidir como actor político en el corto y medio plazo: la
indignación se articula en sectores urbanos y rurales, se multiplica en
diferentes espacios, las demandas de universitarios coinciden con demandas
históricas, los que nunca protestaron comienzan a comprender la naturaleza
estructuralmente depredadora del poder.
No se puede medir la indignación por el numero de
participantes en un lugar y momento concretos. Las plazas no son solamente
espacios de concentración ni los únicos espacios para manifestar la
indignación; son –siguiendo a Amador Fernández Savater- un “desafío a
la definición de la realidad, un sí a la experiencia de un mundo mejor”.
Por ello, se “puede “hacer plaza” en las plazas o fuera de ellas, con
acciones y con palabras, en lo excepcional y en lo cotidiano, con otros e
incluso solo. Hacer plaza es oponer un mundo a otro o poner un mundo en
otro”. (Fernández Savater).
Argumento oficial: no hay propuestas en las
propuestas, o estas son dispersas y cambiantes.
Contraargumento: desde las primeras
declaraciones, emitidas pocos días después de la desarticulación de la estructura
de defraudación tributaria La Línea (16 de abril) organizaciones y colectivos
sociales se pronuncian y realizan propuestas concretas y
estratégicas. El cuadro adjunto reproduce algunas de estas propuestas, emitidas
por (algunos) de los actores de este movimiento:
Renuncia de Otto
Pérez Molina, como símbolo de corrupción y
representante de poderes ilegítimos
|
Rechazamos al Presidente
y Vicepresidenta como representantes de la nación; éstos no tienen legitimidad,
ni legalidad para ejercer como dignatarios de la nación y ante tal situación
deben renunciar de manera inmediata a sus cargos (…) La permanencia de Otto
Pérez Molina en la presidencia se ha convertido en una fuente de
inestabilidad y en un obstáculo para el reencauzamiento de la vida política
del país: ha dejado de representar la unidad nacional. Asamblea Social y
Popular, 28 de abril.
Otto Pérez Molina ha
perdido la legitimidad necesaria para ejercer la Presidencia de la República
y, mientras se mantenga en el cargo, continuará erosionando la credibilidad y
la confianza en la institución del Presidente. Movimiento Semilla, 30 de
mayo.
|
Investigación,
juicio y condena de funcionarios y empresarios acusados de corrupción
|
Exigimos al sistema de
justicia levantar procesos y juzgar de manera independiente a los
funcionarios públicos y empresarios implicados en casos de corrupción, así
como una condena ejemplar a quien resulte culpable. Coordinadora
de Estudiantes Universitarios de Guatemala, 18 de mayo.
|
Reformas de
aplicación inmediata, en el actual marco legal
|
Instamos al Tribunal
Supremo Electoral a aplicar, de manera efectiva e inmediata, la legislación
electoral vigente, suspendiendo a los partidos políticos que hayan violado la
legislación sobre campañas anticipadas y sobre gasto en campaña por encima de
los techos establecidos. Semilla, 30 de mayo.
|
Modificación de
ley electoral como paso básico para la reforma del Estado y el fin del actual
Estado patrimonial
|
Es necesaria una profunda
reforma del Estado que inicie por la Ley Electoral y de
Partidos Políticos para posibilitar la participación de los pueblos
indígenas y sectores sociales y populares. Aplazamiento de elecciones
para hacer efectivas estas reformas. Asamblea Social y Popular, 28 de
abril.
|
Vinculación de la
crisis actual con demandas histórica y medidas estructurales: pacto para un
nuevo país.
|
Que el esfuerzo ciudadano
se concentre en viabilizar una reforma política profunda que sirva como punto
de partida para transformar el Estado patrimonial y clientelista
que ha apañado la corrupción. Movimiento Semilla.
Realización de Asamblea
Nacional Constituyente que incorpore las demandas históricas de pueblos y
sectores, entre otras las derivadas de los Acuerdos de Paz. Asamblea Social y
Popular.
Ante la crisis del
sistema mundo capitalista. Ante la crisis que hoy tiene el sistema instaurado
por los oligarcas y burgueses. Ante la crisis que hoy tiene el sistema
capturado por el crimen organizado y el narcotráfico. Ante toda la
porquería que representa este sistema. Nosotros, los pueblos Q’eqchi’,
Poqomchi y Mestizo de este territorio, nos hemos reunido para alzar nuestra
voz y reafirmar nuestro firme propósito de encaminarnos hacia la construcción
de un nuevo país, donde haya una participación activa de nuestras comunidades
y pueblos. Porque ya nos cansamos de estar bajo las botas de los militares,
los ricos y finqueros. Por eso es que reafirmamos que basta ya de un país sin
nosotros y nosotras. Asamblea Social y Popular Tezulutlán, 12 de junio.
|
Argumento oficial: el
movimiento social es débil porque carece de conducción y liderazgo
unificado y centralizado.
Contraargumento: una de las fortalezas del
movimiento actual es su carácter plural, descentralizado y creativo, que
permite la participación e incorporación de nuevos movimientos y personas. El
reto es lograr acuerdos para contenidos y acciones, y una estrategia
compartida, sin hegemonismos.
Argumento oficial: el movimiento ha
perdido sus batallas inmediatas (RenunciaYa dirigida a Pérez Molina). Se habla, sin rubor, de la derrota de los indignados, lo que favorece mantener el estatus quo a pesar de su deslegitimación creciente.
Contraargumento: La renuncia de Pérez Molina
es una exigencia ética y política inmediata. Es una demanda clave y afecta la
consistencia inmediata de las movilizaciones. Sin embargo, el rechazo a
la clase política, a los actores de poder, es un rechazo estructural, que va a
continuar por tiempo prolongado y por distintas formas.
Hacia donde nos movemos
El futuro es incierto, inestable, con agendas
abiertas, lleno de recovecos, contradicciones, amenazas y oportunidades.
Estamos en un momento de despertar de sectores
urbanos, que se unen a los que han estado siempre despiertos, velando por el derecho a la vida; en un
momento de rearticulaciones diversas, sin hegemonías; de joviales y festivas
indignaciones; de recuperación de alegrías y sueños; de disputas profundas y prolongadas. En este sentido, no nos vemos en términos de derrotas o victorias, porque no estamos en una única batalla, en una guerra de posiciones, en un asalto a las instituciones, sino en una disputa de formas de organizarnos y relacionarnos: proponemos una renovación de actores políticos y un cambio de leyes, pero sobre todo de cultura política, de valores, de la organización social, del ejercicio y sentido del poder.
La principal amenaza es hoy el reto
fundamental para las luchas sociales: convertir la transición controlada (cambiar
personas y algunas leyes sin cambiar el fondo del sistema) en modificaciones
estructurales que construyan un país distinto.
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