Juntas saldremos adelante


La crisis de salud por la expansión del coronavirus, vinculada a la crisis económica, social y política de carácter estructural, debería enfrentarse con medidas sociales contra la agudización de la pobreza y la pérdida de fuentes de empleo, gestión plural y coordinada con la sociedad organizada y sus autoridades legítimas, información técnica y transparente.

Por el contrario, predomina la desinformación y las restricciones al acceso a información, se agudiza la concentración de la toma de decisiones en la figura del presidente, la sociedad organizada carece de papel (o lo desarrolla de forma autónoma e independiente, con restricciones). En fin, no existen planes que complementen las medidas de resguardo (confinamiento, cordones sanitarios) con proyectos sociales que favorezcan a quienes tienen que salir a trabajar todos los días o carecen de un trabajo y un salario dignos.

En este contexto, iniciativas ciudadanas, populares y comunitarias, con o sin experiencia organizativa, se multiplican y llegan a donde instituciones del Estado no pueden, no saben o no quieren llegar.

Este escrito hace referencia a algunas de estas iniciativas, una muestra básica de un mosaico de acciones que colorean estos días uniformes y tórridos, y pueden prefigurar futuros de comunidades solidarias y organizadas. 

La solidaridad puede salir de casa

Para el Colectivo por la Vida, la distancia física necesaria estos días y probablemente durante mucho tiempo, va acompañada de más cohesión social. El Colectivo promueve recaudaciones monetarias y en especie para beneficiar a personas en situación de calle y de la tercera edad, economía informal y de subsistencia, trabajadoras de casa particular despedidas y otros grupos en situación de vulnerabilidad. La solidaridad, dicen, puede salir de casa.


Por su parte, el Movimiento de Jóvenes de la Calle (https://www.facebook.com/Guatemala.Mojoca/posts/1585051471660247) apoya de forma continua a 400 jóvenes de la calle.

Zona 1: centro de poder o encuentro de dignidad y empatía

La Olla comunitaria ofrece alimentos desde el 7 de abril. Comenzó como iniciativa de Café Rayuela y ahora es dinamizada con aportes solidarios en especias y trabajo de casi cien voluntarios. Actualmente distribuye alimentación a más de 1,000 personas cada día.

La Olla Comunitaria se sitúa a media cuadra de Casa Presidencial y organismos de inteligencia y seguridad. También en una zona de creciente especulación y gentrificación. El alcalde auxiliar de la zona 1 intenta limitar su actividad porque genera basura en el área. Estos días, además de chafas y orondos funcionarios de gobierno que no sabemos qué hacen, la zona 1 se viste de dignidad y empatía.


Trabajan donde el Estado no está ni se le espera

En San Ildefonso Ixtahuacán grupos comunitarios apoyados por AFOPADI (Asociación de Formación para el Desarrollo Integral) confeccionan mascarillas y otros equipos de protección, para comunidades y para equipar el Centro de Salud. El municipio está situado a 298 kilómetros de la capital de Guatemala, con presencia simbólica de instituciones del Estado. AFOPADI trabaja desde hace más de 20 años en la zona. Los grupos de agroecología acompañados por la organización disponen de reservas de alimentos para seis meses y son menos vulnerables a la pandemia.


Agricultura es vida

Las iniciativas de huertos familiares y comunitarios, tanto urbanos como rurales, se multiplican, con redes de capacitación e intercambio de semillas, experiencias y productos, aunque las redes son aún débiles. 

La agricultura campesina -para enfrentar la pandemia y sobre todo la crisis estructural- no tiene peso en las políticas públicas y en el debate político, a pesar de que la agricultura es el sector fundamental y el campesinado un sujeto estratégico para el cuidado de la vida.  

El comercio local y de barrio, reorientado a ser puente entre la agricultura campesina y los centros de consumo, los mercados cantonales y campesinos, crecen como espacios de intercambio de productos y de construcción de relaciones sociales. 

Reciprocidad intercomunitaria rompe el aislamiento

Cinco días después de la instalación del cordón sanitario en Patzún (5 de abril) agricultores de Patzicia donaron alimentos de su reserva de cosecha. Rompieron el aislamiento físico y sobre todo la estigmatizacion creciente. Los agricultores no hicieron un gran acto, no publicaron sus nombres, no convocaron a la prensa: llegaron, dejaron los alimentos y se retiraron, hasta la siguiente. 


Como estas, iniciativas de apoyo entre comunidades son continuas, poco divulgadas y estratégicas. En Quiché, caserío Xatinap Primero, las autoridades comunitarias crearon un Centro de Acopio para familias en extrema pobreza. En San Juan Sacatepéquez, mujeres organizadas en la Asociación Integral Grupo de Mujeres Sanjuaneras, AGIMS, lograron beneficiar con alimentos y otros productos a 200 mujeres víctimas de violencia. En San Juan Comalapa, el Movimiento de Mujeres Chixot ha recabado apoyo para más de 100 familias.

https://www.facebook.com/agims.asociaciongrupointegraldemujeresanjuaneras/videos/3705902046147983/

Medicina maya en tiempos de pandemia

La medicina maya comunitaria, integral y con énfasis en lo preventivo, que utiliza recursos propios de cada territorio, es un buen acompañamiento para prevenir la escalada de la enfermedad. La organización ASECSA desarrolló un manual informativo y preventivo, que no tiene nada que envidiar a los que (no) hace y (no) difunde el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. 


Grandes gestos con pocas palabras

Con un gran gesto resumido en pocas palabras (ver foto al inicio), Alcaldes comunitarios del área urbana y Consejos Comunitarios de Desarrollo de Uspantán desmontaron miedos y propusieron hermandad para superar esta crisis. A B C...  

Banderas: blancas, rojas, arco iris... 

Las banderas blancas y rojas (solicitud de ayuda para alimentación y para salud) empiezan a generalizarse. No son solamente casas aisladas, sino colectivos que salen a la calle con sus banderas, exigiendo soluciones.

Menos visible o implícita, la bandera de la diversidad está presente en esta pandemia. Colectivos como OTRANS (Organización de Mujeres Trans Reinas de la Noche) organizan apoyo, en todo el país, a trabajadoras sexuales y en general a población LGTBIQ que no tiene posibilidad de trabajo.


En estos tiempos de incertidumbre y confinamiento necesario -que la sobrevivencia hace imposible-, es necesario desplegar todas las banderas: las de la vida frente al negocio que no tiene límites; de la tranquilidad, a pesar de los temores fundados y los construidos; de la empatía sin estigmatización ni culpabilizaciones selectivas (los deportados, los migrantes, los que salen a la calle de forma irresponsable, los que no entienden); del trabajo en común frente al presidencialismo autoritarismo y la imposición: esto lo arreglamos entre todas, o no lo arregla nadie. 

Andrés Cabanas, 26 de abril de 2020

Apuntes sobre el Estado en tiempos de pandemia. Prepotencia, ausencia (parte 1)

El Estado de Guatemala es un actor clave y a la vez inocuo para resolver la crisis motivada por la expansión del coronavirus. Estado como entelequia, agregado de instituciones que crean (poco) sentido común.

Monstruo sin dientes, Estado-burocracia que carece de estrategia integral ante la crisis coyuntural, no digamos ante las crisis histórico-estructurales interconectadas. Adivine cuáles de las siguientes medidas está impulsando dicho ente para enfrentar la pandemia (pista, menos de una):
  1. Información precisa y técnica, casa por casa (que, por favor, no confunda virus con bacterias).
  2. Pruebas masivas, especialmente cuando se detectan focos de enfermedad.
  3. Propuestas sociales compensadoras (con presupuesto suficiente y con criterios que tengan en cuenta las condiciones socioeconómicas) para las personas que no pueden, de verdad no pueden, quedarse en su casa y salen a buscar sustento.
  4. Incremento sustantivo de recursos para el sistema de salud: camas, respiradores, equipo de protección, médicos, enfermeras, hospitales, centros de salud comunitarios...
  5. Distancia física y aislamiento temporal.
  6. Descentralización de recursos y toma de decisiones para permitir que organizaciones sociales y comunitarias, con capacidad y legitimidad para ejercer poder compartido en los territorios, adquieran protagonismo: comadronas, promotores de salud, juntas escolares que pueden manejar fondos para alimentación, por poner algunos ejemplos. 
  7. En fin. 
Ausente Estado permanente, que de cuando en cuando se deja ver en forma de bandera grande colgada de helicóptero o flameando hipócritamente en Casa de Dios. Patriotismo vacío y fuera de lugar, himnos destemplados que ocupan espacios públicos vaciados de forma imprevista.

Cuando dispone de Q5mil 138.9 millones para ampliación presupuestaria, el Estado prioriza pago de la deuda política (financiamiento de campaña, pacto Ejecutivo-Congreso: votos a cambio de obras) y no medidas para hacer frente a lo que está cayendo y puede caer más fuerte. No-espacio-Estado que nos conduce a ninguna parte.

Autobombo, no comunicación. Autoritarismo sin ejercicio de la autoridad compartida y la necesaria conducción estratégica hacia el bien común. Estado violento e impositivo, porque carece de legitimidad.

Estado de...Todos los funcionarios, de absolutamente todos los poderes, en época de crisis continúan cobrando salarios de escándalo: 20, 30 veces el salario mínimo. Y estos personajes con poder, desde sus alturas (estatales) creen que un mil quetzales de bono extraordinario son suficientes para vivir. Estado, mierda de...

Existe para que los empresarios lo conduzcan y los políticos profesionales lo ordeñen día a día. Identidad: hacer piñata de la compra de mascarillas, del reparto de víveres (cooptación clientelar). Corrupción histórica que no se crea ni se destruye, solo se transforma durante las emergencias.

Estado en forma de orden que nos dice Váyanse a la playa, sigan con su vida, y 24 horas después nos exige que Nos quedemos todos en nuestra casa, que no seamos irresponsables. Ni le da pena la improvisación y el empirismo. No se preocupa (Mister Estado) un poquito por las personas que viven día a día, que salen porque no tienen más remedio, que tienen necesidades y demandas, ¿entiende estos conceptos?.

Nos regaña en cadena nacional, anticipadamente: no se Quedaron en su casa, es su responsabilidad lo que va a pasar. Estado patriarca, finquero, patrón, tan acostumbrados que estamos.

Triste Estado reducido hoy a la promoción de la figura del Presidente, ese señor que aparece en nuestras pantallas electrónicas varias veces al día, ejerciendo de vocero de INACIF, experto en infectología, constructor de hospitales, empacador de "bolsas seguras", conspicuo promotor de ampliaciones presupuestarias, francotirador que va a desarmar él solito gente armada en dos municipios, policía, militar, diputado, presidente, fiscal, juez y parte.

El señor Estado nos dice: cállense, no critiquen, no ven que he dormido poco esta noche y se me altera el humor.

El Estado de Guatemala es hoy, lamentablemente y mientras lo permitamos, el estado de ánimo y el malhumor del señor presidente.

Andrés Cabanas, 10 de abril de 2020



Solidaridad con Patzún-Öj k'o iwik'in aj pa sum'

El miedo es una reacción natural en estos tiempos de incertidumbre. Pero convertir ese temor en estigmatización y rechazo a lxs otrxs nos empequeñece. A este paso, la epidemia de la insolidaridad y el individualismo puede extenderse más que el coronavirus.

Vivimos momentos de equilibrios imposibles-complejos. En nombre de la seguridad y el cuidado tratamos a los deportados de Estados Unidos cual apestados, como si no fuera tragedia suficiente el tener que emigrar y el verse obligados a regresar con las manos vacías. En colonias urbanas y comunidades rurales, también en nombre de la salud, se aísla más allá de lo necesario a personas en cuarentena y a familias que han estado en contacto con otras personas que han estado en contacto con personas enfermas. La negación de venta de alimentos y enseres a habitantes de casas cercanas a personas contagiadas en Patzún o el despido (denunciado en redes sociales) de patzuneros de sus puestos de trabajo, nos advierten de los peligros de la exclusión creciente.

El lenguaje dominante nos perjudica. Usar palabras como infectados y contagiados no promueve solidaridad y empatía con las personas que ya contrajeron la enfermedad. Términos como distancia social (en vez de utilizar por ejemplo distancia física o distancia de seguridad) refuerzan sentidos de alejamiento, en vez de promover actitudes de respaldo y apoyo.

El riesgo es entrar en una espiral de seguridad-autoprotección-rechazo: yo me protejo, yo resuelvo mi alimentación y los pagos de mis servicios básicos, yo te aíslo, te discrimino, te estigmatizo, te excluyo. Las razones individuales nos vulneran y acaban dejando solas y solos. ¿Qué haremos cuando ya no podamos quedar fuera del mapa de reproducción de la enfermedad, cuando nosotros mismos seamos infectados? 

No es sencillo convivir entre miedos e individualidades. Pero es un aprendizaje: colectivizar los miedos, asumir que no hay enfermos (sí, pero exclusivamente en sentido clínico) sino hermanas y hermanos, sobrevivientes por ahora, algún día sujetas y sujetos.

Las soluciones a esto que tenemos encima (un virus, o digámosle el síntoma de nuestro fracaso como humanidad, la consecuencia de nuestro abuso y violencia contra los sistemas naturales) son colectivas o no son:
  • organizarnos para controlar de forma comunitaria la propagación de la enfermedad,
  • garantizar también desde la organización comunitaria la sobrevivencia de quienes no pueden quedarse en casa porque necesitan trabajar para comer,
  • apoyar, aunque sean necesarias restricciones de salud, a quienes se han enfermado o están en riesgo de hacerlo. 

Esto es más sencillo en áreas rurales y territorios indígenas, porque su forma de vida es la autoorganización para resolución de problemas, al margen de un Estado que no existió ni existe, más que en su versión autoritaria-represiva-propagadora de terror. 

"A lo largo de la historia de los Pueblos Indígenas hemos tenido que enfrentar invasión, grandes epidemias, despojo de las mejores tierras, guerra y otras calamidades. Ante todas estas dificultades nuestras comunidades lograron sobrevivir y resistir gracias a su forma de organización, producción y conocimientos ancestrales en el uso de plantas medicinales. Ante los retos de esta nueva calamidad, las comunidades indígenas debemos estar bien organizadas y preparadas para resistir la pandemia. Fortalezcamos nuestra organización comunitaria y retomemos la sabiduría de nuestras abuelas y abuelos. Dejemos de depender de los productos industriales y recuperemos la autosuficiencia alimentaria. Pongamos en práctica de forma responsable las medidas sanitarias que nos indique el personal de salud para prevenir y proteger la vida de las comunidades", afirma un comunicado de las Comunidades Indígenas de Los Copones, Ixcán. 

En lo inmediato, es fundamental la unidad para lograr que las instituciones del Estado y el gobierno utilicen el Presupuesto de la Nación para realizar test, proveer mascarillas, garantizar insumos médicos y recursos humanos, así como medidas de compensación social para personas sin recursos, que hagan frente a la emergencia inmediata. Hoy es Patzún, pronto será cualquier otro lugar. Estar solas y solos no es posible, solo cabe la solidaridad. 

Andrés Cabanas, 7 de abril de 2020
Texto en Kaqchikel, Gryce Cutzal