Apuntes sobre el Estado en tiempos de pandemia. Prepotencia, ausencia (parte 1)

El Estado de Guatemala es un actor clave y a la vez inocuo para resolver la crisis motivada por la expansión del coronavirus. Estado como entelequia, agregado de instituciones que crean (poco) sentido común.

Monstruo sin dientes, Estado-burocracia que carece de estrategia integral ante la crisis coyuntural, no digamos ante las crisis histórico-estructurales interconectadas. Adivine cuáles de las siguientes medidas está impulsando dicho ente para enfrentar la pandemia (pista, menos de una):
  1. Información precisa y técnica, casa por casa (que, por favor, no confunda virus con bacterias).
  2. Pruebas masivas, especialmente cuando se detectan focos de enfermedad.
  3. Propuestas sociales compensadoras (con presupuesto suficiente y con criterios que tengan en cuenta las condiciones socioeconómicas) para las personas que no pueden, de verdad no pueden, quedarse en su casa y salen a buscar sustento.
  4. Incremento sustantivo de recursos para el sistema de salud: camas, respiradores, equipo de protección, médicos, enfermeras, hospitales, centros de salud comunitarios...
  5. Distancia física y aislamiento temporal.
  6. Descentralización de recursos y toma de decisiones para permitir que organizaciones sociales y comunitarias, con capacidad y legitimidad para ejercer poder compartido en los territorios, adquieran protagonismo: comadronas, promotores de salud, juntas escolares que pueden manejar fondos para alimentación, por poner algunos ejemplos. 
  7. En fin. 
Ausente Estado permanente, que de cuando en cuando se deja ver en forma de bandera grande colgada de helicóptero o flameando hipócritamente en Casa de Dios. Patriotismo vacío y fuera de lugar, himnos destemplados que ocupan espacios públicos vaciados de forma imprevista.

Cuando dispone de Q5mil 138.9 millones para ampliación presupuestaria, el Estado prioriza pago de la deuda política (financiamiento de campaña, pacto Ejecutivo-Congreso: votos a cambio de obras) y no medidas para hacer frente a lo que está cayendo y puede caer más fuerte. No-espacio-Estado que nos conduce a ninguna parte.

Autobombo, no comunicación. Autoritarismo sin ejercicio de la autoridad compartida y la necesaria conducción estratégica hacia el bien común. Estado violento e impositivo, porque carece de legitimidad.

Estado de...Todos los funcionarios, de absolutamente todos los poderes, en época de crisis continúan cobrando salarios de escándalo: 20, 30 veces el salario mínimo. Y estos personajes con poder, desde sus alturas (estatales) creen que un mil quetzales de bono extraordinario son suficientes para vivir. Estado, mierda de...

Existe para que los empresarios lo conduzcan y los políticos profesionales lo ordeñen día a día. Identidad: hacer piñata de la compra de mascarillas, del reparto de víveres (cooptación clientelar). Corrupción histórica que no se crea ni se destruye, solo se transforma durante las emergencias.

Estado en forma de orden que nos dice Váyanse a la playa, sigan con su vida, y 24 horas después nos exige que Nos quedemos todos en nuestra casa, que no seamos irresponsables. Ni le da pena la improvisación y el empirismo. No se preocupa (Mister Estado) un poquito por las personas que viven día a día, que salen porque no tienen más remedio, que tienen necesidades y demandas, ¿entiende estos conceptos?.

Nos regaña en cadena nacional, anticipadamente: no se Quedaron en su casa, es su responsabilidad lo que va a pasar. Estado patriarca, finquero, patrón, tan acostumbrados que estamos.

Triste Estado reducido hoy a la promoción de la figura del Presidente, ese señor que aparece en nuestras pantallas electrónicas varias veces al día, ejerciendo de vocero de INACIF, experto en infectología, constructor de hospitales, empacador de "bolsas seguras", conspicuo promotor de ampliaciones presupuestarias, francotirador que va a desarmar él solito gente armada en dos municipios, policía, militar, diputado, presidente, fiscal, juez y parte.

El señor Estado nos dice: cállense, no critiquen, no ven que he dormido poco esta noche y se me altera el humor.

El Estado de Guatemala es hoy, lamentablemente y mientras lo permitamos, el estado de ánimo y el malhumor del señor presidente.

Andrés Cabanas, 10 de abril de 2020



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