Articulación: necesidades y retos

Andrés Cabanas, 11 de enero de 2016
Publicado originalmente en La Consigna.

Pensar los caminos de la transformación social desde (y con) la articulación es una forma de entender la realidad y, a la vez, un método para intervenir en ella. Reviste relevancia estratégica dada la necesidad de recomposición –vía articulación- del tejido social hoy virtual­mente desaparecido tras su profunda atomización. Isabel Rauber.

La multiplicación de voces en la protesta y la propuesta, señal de identidad de las movilizaciones sociales durante 2015, permite imaginar un futuro medianamente optimista, a pesar de la recomposición electoral del pacto de elites, la imposición de la agenda de grupos dominantes (locales y globales) y la dificultad de operar cambios en el corto plazo. 

Los esfuerzos de articulación en crecimiento exponencial (estudiantes universitarios, colectivos de resistencia ciudadana, Asamblea Social y Popular, reagrupamientos territoriales, grupos de artistas, múltiples esfuerzos individuales, plataformas intersectoriales como la Plataforma por la Reforma del Estado, numerosos espacios de debate político y pensamiento crítico) enfrentan como retos fundamentales la apuesta por la articulación de las diversidades y una profunda renovación de las formas de organización y los modos de participación política.

Desarrollo a continuación estos aspectos, construidos a partir de mi experiencia de trabajo con diferentes movimientos sociales y en diversos espacios de articulación.  

Reivindicación de las diferencias y conducción de las diversidades

Los procesos de articulación se fortalecen en el ejercicio de conocer, debatir y crecer a partir de las contradicciones. No nos articulamos solamente con quienes piensan igual que nosotros, sino para enriquecer nuestras propuestas políticas. La pluralidad de actores da rienda suelta a la creatividad política y cuestiona  el pensamiento único, el verticalismo, el sectarismo y la centralización de la toma de decisiones. "Nos creemos poseedores de la verdad, afirma Domingo Hernández, y descalificamos a quienes no piensan o no hacen lo mismo que nosotros". Sin embargo, la pluralidad no debe significar falta de conducción ni desorganización: construir unidad sin homogeneidad y diversidad sin dispersión es el reto que nos plantea Isabel Rauber.

Definición de pactos políticos entre sujetos equivalentes  

El reconocimiento de las diferencias concibe sujetos políticos que interactúan y construyen pactos entre iguales para la transformación de la sociedad. Algunos de los puntos necesarios para un pacto político son: la definición conjunta de objetivos, la construcción de formas de actuación y relación horizontales, cooperativas, no violentas, el establecimiento de los puntos de disenso y debate, la construcción de confianzas, la definición de principios y valores fundamentales (ejemplo, la coherencia público privada). Sobre estos pactos se construyen las articulaciones (no sobre las siglas ni las organicidades instrumentales, que son herramienta y no fin).

La potencialidad articuladora de la solidaridad para el Buen Vivir

Las alianzas se fortalecen en luchas compartidas, a partir del ejercicio de la solidaridad. Las luchas por la tierra, los bienes naturales, la identidad, la cultura, la memoria, los diferentes territorios (cuerpo, físico), la vigencia de los derechos de personas y naturaleza, la construcción de una sociedad fundamentada en la colectividad y el bien común, la solidaridad que integra demandas recientes y luchas históricas, se contraponen a la competitividad, la individualización y la mercantilización de la vida. Constituyen propuestas articuladoras, frente a las lógicas destructivas de la modernidad hegemónica y la racionalidad política dominante. “La articulación, afirma Ana Esther Ceceña, se opone a la tendencia capitalista occidental de  fragmentar la comunidad y los modos de organización previamente existentes”.

Estas demandas (que plantean un proceso de ruptura con el actual modelo político y económico, y una fase de construcción de nuevos pactos políticos y constitucionales) no están desconectadas de demandas inmediatas: luchas contra la corrupción, la recuperación de un Estado y una institucionalidad orientadas al bien común, la reversión de la grave crisis política, social y humanitaria que enfrenta Guatemala, la prioritaria libertad de todos los presos y el fin de la persecución política.

La articulación implica así la capacidad de los sujetos sociales para integrar de forma complementaria las demandas inmediatas con las demandas de cambio estructural: contra el modelo y el poder actual, por un nuevo marco de convivencia. 

Necesaria renovación del proyecto político popular

Esta visión de la articulación conlleva pensar, trabajar y organizarnos de manera diferente. Hoy estamos organizados para el desarrollo aislado de nuestras acciones y nuestros proyectos. La división y fragmentación de luchas hace imposible enfrentar el poder dominante y sus múltiples recursos, que le permiten cambiar para no cambiar nada. La atomización nos vuelve vulnerables a los ataques externos, a la criminalización y persecución, a la imposición avasalladora de políticas neoliberales y neo autoritarias, que no finalizan ni cambian con la llegada de un nuevo gobierno, sino que se mantienen como señal inseparable del modelo político y económico en esta etapa de acumulación agresiva. No podemos, desde la dispersión, construir alterpoderes y cimentar –en lo cotidiano y a largo plazo- otros modos de vida: nuevas formas de poder compartido, es decir democrático, según la definición del sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos.

Frente a esta organicidad asumida y perversa, la articulación se plantea como proceso permanente, basado en el diálogo abierto, el intercambio de ideas y la dialéctica creadora, que sustituye a las agendas predeterminadas, el resguardo de mi idea, mi organización, mi forma de trabajo, la acumulación interminable de siglas.

Las formas organizativas colectivas y plurales, la solidaridad como norma, el debate y las diferencias como praxis de enriquecimiento, el consenso como método, pueden ser el punto de quiebre para modificar la correlación de fuerzas e inclinar la actual crisis hacia la transición pendiente y la transformación estructural, que no cambia gobierno ni personas, sino construye un nuevo país.  


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