Bernardo, Abelino, María, las
Voces del Lago, los criminalizados en San Marcos, la resistencia ch’orti’. La
represión no se detiene y amenaza la integridad de las comunidades y sus
derechos básicos.
Andrés Cabanas
Qué tal
una manta-declaración-homenaje a las y los presos políticos, en cada actividad
de esta semana grande. Cuando se desarrolla otro episodio del acoso y
derribo de este Estado extraviado y distanciado del bien común,
no está de más recordar a quienes sin cuya resistencia -al precio de la
libertad física- no estaríamos donde quiera que ahora nos encontremos: sombras,
luces y claroscuros de ruptura-refundación-golpismo-restauración conservadora.
Desde sus
territorios y luchas, los todavía presos políticos (además de los ya liberados
y los perseguidos) denuncian desde hace rato este Estado hecho por élites y
para élites, Estado Corporación que concentra el poder y finalmente ataca la
democracia y el ejercicio de derechos. Llevan años fortaleciendo o
recuperando democracia comunitaria y asambleas populares bajo los principios
políticos de diálogo, consulta y consenso, antítesis y a la vez remedio
de la mercantilización que privatiza y destruye las opciones de vida. Este
Estado y sistema político -nos dicen y les cuesta la cárcel- están construidos
para el capital y sus lógicas múltiples de acumulación.
Nos
alertan de la paradoja en la que vivimos: un país que mantiene la
institucionalidad y la gobernabilidad –ficción legal y jurídica– sí y
solamente sí anula libertades y derechos básicos. Un Estado que gana al costo
de que pierdan las mayorías. Militarismo, miedo, leyes restrictivas,
polarización, relativismo moral, pensamiento único: esto es lo que vivimos y
rechazamos.
Los presos
políticos, por extensión los perseguidos y asesinados, son víctimas y a la vez
lecciones y aportes. No existe un territorio que no esté cruzado por la dinámica
resistencia-represión-prisión-resistencia. Monte Olivo, Barillas y norte de
Huehuetenango, pueblo ch´orti´, pueblo q´eqchi´, San Pablo San Marcos, Monte
Olivo, El Estor y el lago de Izabal, La Puya, pueblo xinka y Minera San Rafael,
y tantos otros con diversidad de formas y acciones organizativas, identidades,
visiones, culturas, que se encuentran en la defensa del territorio, la
identidad, la madre tierra y la vida, a partir del ejercicio de la autonomía y
la libre determinación.
No estaba
pensado, pero llegado a este punto del escrito se me ocurre que los presos y
perseguidos políticos podrían ser motivo para que las diversas fuerzas de
izquierda, sociales, comunitarias, populares… moderemos o enterremos
nuestras disputas y rivalidades, a veces o casi siempre ininteligibles. Se
lo debemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario