Estado de Sitio o la mentira como razón de Estado


Andrés Cabanas, 13 de septiembre de 2019

Subtítulo: La historia de una avioneta inverosímil cargada de droga, que sobrevoló una pista de aterrizaje inexistente, y acabó convertida en plantación de marihuana
Protagonistas: Jimmy Fantasía Morales, Ejército de Mentirosos
Género: Ficción-acción, poco pensamiento
Duración: Interminable
Advertencia: No recomendada para personas con sentimientos. Contiene escenas que seguramente lastimarán la sensibilidad y dignidad del espectador.

No soy abogado. No sé si se puede ejercer persecución penal (o solamente sentir enojo, impotencia e indignación) contra servidores públicos que falsean, tergiversan, inventan u ocultan la realidad, a sabiendas de que lo están haciendo.

¿Algún artículo de la Constitución, alguna ley nos ampara frente a funcionarios mentirosos, por lo tanto, deshonestos, por ello incapaces, entonces indignos de ejercer su labor? Y peligrosos: capaces de lanzar el fósforo de los intereses personales y espurios en el bidón de gasolina que es este país injusto llamado Guatemala.

Esto, mentiras y engaños sin vergüenza, es lo que sucede desde el 3 de septiembre, cuando tres soldados resultaron ejecutados, y habitantes de Semuy 2, El Estor, Izabal, fueron heridos: un episodio lamentable del que todavía desconocemos todos los pormenores. Suceden, digo, invención de hechos y presentación de hipótesis sin fundamento. Suceden mentiras, mentiras, provenientes de las más altas instancias de poder, a las que se presupone responsabilidad, ecuanimidad, cordura, voluntad de resolver problemas y no de provocar más fracturas.

Lo anterior aplica para el presidente, quien inventó o imaginó una avioneta cargada de droga que -al no poder aterrizar en Champerico- se dirigió a una pista clandestina ubicada en Semuy 2 (declaraciones de Jimmy Morales durante conferencia de prensa en la que anuncia el Estado de Sitio). La búsqueda de esta avioneta llevó a los soldados a ingresar a la comunidad, con el desenlace fatal conocido.

Lo anterior aplica igualmente para el Ministro de Defensa, que afirmó con rotundidad que los tres soldados muertos fueron despojados de sus armas reglamentarias y asesinados con las mismas por miembros de la comunidad Semuy 2, antes o después de ser gravemente torturados y mutilados.

La versión del presidente la desmintió el 11 de septiembre el general Luis Alberto Morales Pérez, subjefe del Estado Mayor de la Defensa, al afirmar que “En ese caso había información que había una plantación de marihuana en el sector. La patrulla era de reconocimiento[1]. Nunca existió avioneta ni pista de aterrizaje en Semuy 2.

La versión del Ejército la desmintió el Instituto Nacional de Ciencias Forenses, INACIF, que determinó que los soldados murieron por disparos de escopeta (“proyectil de arma de fuego de carga múltiple, posiblemente escopeta”) y, en su primer, escueto y hasta ahora único informe, no menciona señales de mutilación o tortura.



El Decreto Gubernativo 1-2019, por medio del cual se establece Estado de Sitio en 22 municipios (no solo en Semuy 2-El Estor, sino 21 más, tal vez los municipios que sobrevolaría una hipotética avioneta que volara hacia donde le diera gana al Presidente) se justifica, en el artículo 2, 

“en virtud de que durante los últimos días se han suscitado en el municipio de El Estor del Departamento de Izabal, una serie de hechos violentos que han cobrado vidas humanas y puesto en peligro el orden constitucional, la gobernabilidad y la seguridad del Estado…”


El Estado de Sitio se fundamenta, así, en hechos falsos, armados a la medida de funcionarios que incumplen con su deber.

En la película El inglés que subió a una colina, pero bajó de una montaña[2], se evidencia como una comunidad eleva, apenas unos centímetros y de manera virtual, la orografía local, para fortalecer el orgullo y la cohesión de la comunidad.  

En Guatemala, funcionarios públicos nos quieren engañar de forma grosera y descarada, para adueñarse de la colina y la montaña al mismo tiempo. Es la historia de una narco-avioneta inexistente que sobrevoló una pista inexistente y acabó convertida en plantación de marihuana.

Lo malo es que el Estado de Sitio no es ficción. Involucra los derechos colectivos en retroceso o suprimidos, y la dignidad de comunidades perseguidas, que debe ser restaurada, anulando el estado de sitio y desmilitarizando de forma inmediata los territorios.  

Notas
[2] The Englishman Who Went Up a Hill But Came Down a Mountain. 


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