Hacer posible lo necesario

El levantamiento del pueblo tz’utujil de Tz'ikin Jaay (Santiago Atitlán) contra abusos del poder municipal puede ser uno de los hechos más relevantes, y poco analizados, de este 2025.

En un año dominado por la renovación de fuerzas de sectores desplazados del ejecutivo en 2024 y por conversaciones políticas reducidas al enfrentamiento actores e instituciones del pacto de corruptos-actores gubernamentales (claramente invisiblizadoras de dinámicas y demandas sociales y de los pueblos), el levantamiento tz'utujil plantea otras lecturas de la realidad y otras rutas para superar el deterioro institucional y de la política e ir más allá de este Estado estructuralmente incapaz de operar en función del bien común. Anoto estas:

-Santiago Atitlán muestra un ejercicio posible de autoridad popular y comunitaria superior, por su legitimidad, a la autoridad formal. En este ejercicio, la colectividad y el bien común prevalecen sobre los intereses y decisiones de unos pocos. 

-Muestra asimismo formas de organización y decisión para la gestión de lo público y la resolución de problemas que van más allá de la delegación de autoridad vía partidos políticos y representantes electos, delegación que en la práctica otorga impunidad a estos representantes para que operen en función de sus intereses privados.

-Logra capitalizar el hartazgo de la población frente a la corrupción, como síntoma del hartazgo frente a un Estado construido para el despojo y no para el servicio.

-Por fin, dando continuidad a procesos anteriores, especialmente el levantamiento de 2023 y la propia actuación comunitaria para la retirada de jaulas ilegales de tilapia, las acciones de las autoridades comunitarias y ancestrales tz’utujil disputan ámbitos de acción tradicionalmente reservados a los poderes republicanos formales (en este caso la Municipalidad) en la medida en que estos poderes se muestran incapaces de resolver demandas y problemáticas planteadas por la población.

El contexto global, en el que las demandas comunitarias (consensuadas entre amplios sectores de la población, lo que explica su amplio apoyo) se entrelazan con dinámicas globales, la acción de Santiago Atitlán plantea de nuevo el debate sobre la imprescindible transformación de este Estado, la superación del pacto constitucional de 1986 y la reflexión sobre nuevas formas de organización en las que las decisiones comunitarias son preponderantes, y la formalidad legal e institucional se subordina a estas, no al revés.

Es un escenario de incertidumbre,  porque implica abrir nuevos horizontes. Es un escenario de esperanza, porque hace posible lo necesario.

Andrés Cabanas, 10 de octubre de 2025

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